Nuevas normas sobre aislamiento de edificios

Nuevas normas sobre aislamiento de edificios

Fue en 1981 cuando se estableció por primera vez la obligación de colocar aislamiento térmico en los edificios. Estos primeros estándares de aislamiento eran mucho más inferiores de los existentes hoy en día, y aun así no fue hasta 25 años después cuando introdujeron los primeros cambios en la ley.

En el año 2006 se publicó el Código Técnico de la Edificación (CTE 2006), el cual aumentaba el espesor del aislamiento de 2 – 2’5 cm a 3 – 6 cm, una variación dada según la zona climática en la que se ubique el edificio en cuestión.

Nueva normativa sobre el aislamiento (2014)

La Directiva Europea de Eficiencia Energética en Edificación decidió que el CTE 2006 era insuficiente y en 2014 actualizó las condiciones y requisitos, convirtiéndose en la CTE 2013. Las novedades dentro de la nueva regulación fueron las siguientes:

  • Aumento del espesor del aislamiento a 6 – 13 cm, multiplicando por dos (y a veces por tres) el aislamiento requerido anterior.
  • Aislamiento mucho más reforzado en construcciones concretas y en determinadas zonas climáticas, teniendo en cuenta otros factores como la permeabilidad, la orientación, el diseño o los materiales de la construcción.
  • Limitación del consumo energético de energía primeria no renovable del edificio.
  • Limitación de la demanda energética de uso privado residencial.
  • Endurecimiento de las condiciones de transmitancia térmica y la permeabilidad al aire, tanto de huecos como de muros, suelos y cubiertas (todos ellos elementos de la envolvente térmica).

¿Por qué es importante el aislamiento térmico en una vivienda?

La normativa europea tiene previsto que el consumo energético de todos los edificios de la UE de cara al 2020 sea casi nulo. De ahí que las condiciones y requisitos en la rehabilitación y construcción de edificios sean cada vez más exigentes.

El aislamiento térmico en casa juega un papel muy importante desde muchos puntos de vista, y presenta una serie de ventajas para sus habitantes y para la sociedad en general. Veamos algunos de ellos.

  • Ahorro económico, lo mires por donde lo mires:
    • A largo plazo, un edificio bien aislado térmicamente requiere muchas menos reparaciones y mantenimiento con el paso del tiempo, ya que por ejemplo se reducen muchos problemas de humedades.
    • Si miramos a corto plazo, con un buen aislamiento no gastamos tanto en calefacción en invierno y refrigeración en verano, ya que la temperatura se conserva mucho mejor, algo que se nota en la factura de consumo a final de mes.
  • Mejora de la salud: con el aislamiento térmico se reduce el consumo de recursos energéticos, disminuyendo así la emisión de gases que generan el efecto invernadero.
  • Confort y prevención de enfermedades: con una buena temperatura y una regulación correcta de la humedad, se vive mucho mejor. Hay personas que, debido a un mal aislamiento, llegan a tener incluso corrientes de aire dentro de su propio hogar o mucha humedad, con las repercusiones que esto puede tener sobre nuestro descanso, comodidad y salud.

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