La importancia de tener un buen mantenimiento de las canalizaciones de agua

La importancia de tener un buen mantenimiento de las canalizaciones de agua

Estamos acostumbrados a llegar a casa y abrir cualquier grifo del baño o la cocina y disponer de agua para beber, para nuestra higiene, para cocinar, etc. El agua es un bien preciado al que no hacemos mucho caso porque nos da la impresión de que siempre está disponible. Y menos caso aún le prestamos al sistema por el que circula en nuestro edificio: canalones, bajantes, arquetas y desagües.

Un atasco en las cañerías puede provocar la rotura de las propias canalizaciones y crear un problema serio y muy caro. No se trata solo de que el retrete no funcione. Se nos puede inundar el piso, pueden aparecer filtraciones en las paredes, derramas, se pueden bloquear las arquetas del patio o la terraza y anegar los garajes… Hay que tener en cuenta que la fuerza del agua a presión es capaz de producir daños graves y, como hemos comentado, costosos. Por no hablar de los desastres provocados por las bajantes de fecales en caso de rotura o taponamiento.

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Las 7 causas comunes de los taponamientos en las canalizaciones

Existen causas externas que provocan cierto deterioro de las instalaciones de fontanería, sobretodo en la cubierta o el tejado, como puede ser el desgate propio de la exposición a factores climáticos adversos: lluvia, hielo, nieve… y también existen causas provocadas por los propios usuarios o por el paso del tiempo:

  1. Las tejas que se desplazan por el efecto del viento, la lluvia o la nieve dejando al descubierto zonas antes protegidas u obturando accesos al sistema de canalización.
  2. El musgo o los líquenes que crecen en zonas de sombra y humedad, es decir, al borde de arquetas, canalones y sumideros.
  3. Los excrementos de los pájaros que se depositan sobre la cubierta o el tejado y, arrastrados por la lluvia, se acumulan taponando las bajantes.
  4. Ramas, hojas, semillas, papeles o desperdicios que son arrastrados por el viento y depositados creando barreras al paso del agua.
  5. La muy mala costumbre de arrojar por el W.C. toallitas biodegradables, desmaquilladoras o  productos de higiene íntima femenina.
  6. Los pequeños restos de comida que se vierten por el fregadero al lavar los platos.
  7. Incluso los mismos cabellos que se van deslizando hacia las tuberías cuando nos duchamos, pueden en un determinado momento acumularse y obstruir el circuito de cañerías.

¿Cómo evitarlo?

Todo el problema puede evitarse realizando un mantenimiento efectivo de las canalizaciones: bajantes, canalones, arquetas, desagües, sumideros, etc.

La propia comunidad de vecinos debería plantearse la posibilidad de programar este tipo de acciones: realizar periódicamente una inspección de la cubierta o el tejado, supervisar el estado de conservación y funcionamiento de los canalones y las bajantes, sanear arquetas y desagües y vigilar, en definitiva, que no exista un deterioro de las tuberías generales.

El mantenimiento preventivo debería hacerse cada año. Para adelantarse a una posible reparación es recomendable hacer la inspección fuera de la época de lluvias, de forma que si hay que realizar cualquier trabajo haya tiempo de sobra y las condiciones meteorológicas no dificulten la ejecución del mismo.

 

 

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